Durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, un equipo de transmisión deportiva estadounidense se ve obligado a cubrir la crisis de los rehenes en la que se ven envueltos los atletas israelíes.
Retrata de forma realista tanto los aspectos rutinarios de la gestión de una sala de control durante un evento como, por supuesto, la trágica ocurrencia de los ataques de Septiembre Negro contra los atletas israelíes.
La película también muestra con precisión cómo se utiliza una tecnología que se consideraba de vanguardia en aquel entonces, pero que hoy parece divertidamente primitiva (los ejemplos incluyen máquinas de VTR gigantes, que compiten por el espacio satelital, la inserción manual de gráficos, etc.).
Pero el aspecto clave de cualquier thriller es el guión y la dirección de Tim Fehlbaum, que te mantiene en vilo durante toda la película.
Mi única queja es la elección de Benjamin Walker para el papel de Peter Jennings: no parece el más adecuado para interpretar al apuesto y elegante presentador de noticias que recuerdo (probablemente habría eliminado su personaje y me habría basado únicamente en la cinta de Jennings hablando desde la villa olímpica).